Notizia di Antonio Danieli
questa l’ultima da Matanzas 🙂
Antonio te comunico que inauguramos en homenaje al dÃa del Medio Ambiente y al 85 Aniversario del natalicio del Doctor Antonio Núñez Jiménez el 29 de Mayo la muestra fotográfica del proyecto en el Museo Farmacéutico(Monumento Nacional, declarado pro la UNESCO dentro de los grandes Museos del Mundo, y premio Nacional de Restauración en este año 2008), La muestra le llamamos “De Agua y de Piedra”(te envÃo el programa, fotos) y estará todo el mes de Junio ha tenido gran aceptación;
“De Agua y de Piedra”
FotografÃa de las cuevas cubanas
Proyectos Bellamar e Imagen de Cuba en 3D
DE AGUA Y DE PIEDRA
“Y estando allÃ,
de pronto brotan en mà dos cosas: temor y deseo;
temor a la amenazante y oscura espelunca,
deseo de ver si allà dentro sucede alguna cosa milagrosaâ€
LEONARDO DA VINCI
A la luz vacilante de la antorcha que sostenÃa su anfitrión, Francisco Fleix y Solans inició un rezo. Sus palabras, cargadas de una emoción distinta, no se dirigÃan esta vez a sus fieles, sino que pretendÃan llegar directamente a Dios… desde el fondo de una cueva. SÃ, porque aquel dÃa de 1863, lejos de los altares barrocos que frecuentaba como arzobispo de La Habana, monseñor habÃa reconocido bajo tierra la obra divina y asumÃa por vez primera –y quizás única– en la Historia, la bendición formal de una de las joyas de nuestra geografÃa. Se encontraba, por supuesto, en Bellamar.
Con el acto de aquella consagración subterránea –es decir, en un lugar que aún se asocia a los infiernos– el aventurero padre admitirÃa que las cuevas, como comúnmente se supone, son hoyos oscuros, fangosos, de notorio peligro y poblado de seres nada agradables, pero también encierran bellezas extraordinarias.
Años después, Lola MarÃa de Ximeno exclamarÃa en el mismo sitio: “Todo me habla de Diosâ€.
Esa divina grandeza y la cercanÃa de una ciudad conocida por su gente ávida de saber y algo loca, sustentarÃan una fiebre de exploraciones que en buena medida es responsable de que Matanzas, tierra pródiga en cavidades, lo sea también en espeleólogos. “Tan importante es este rasgo distintivo y único
entre otras poblaciones del paÃs, que con plena justicia debiera figurar en el escudo un sÃmbolo alusivo a los tesoros naturales que el subsuelo encierraâ€, defiende con pasión –y razón– el doctor Ercilio Vento Canosa.
ValdrÃa extender esta sugerencia del presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba a toda la Isla, bendita –mucho antes de que lo hiciera Solans– con más de dos tercios de suelos cársicos, es decir, con la forja ideal para una naturaleza subterránea espléndida y diversa, que figura entre las más interesantes del planeta.
Por eso, desde que en 1865 el Harper’s New Monthly Magazine publicara en Nueva York un reportaje ilustrado por el enigmático (¿la enigmática?) ARW, las cuevas cubanas han sido ampliamente reproducidas por el grabado, la pintura y, especialmente, la fotografÃa. Gracias a esta última aún
permanece la memoria de formaciones destruidas por el vandalismo, y se han detenido en el tiempo episodios de las exploraciones. Sin embargo, su mérito mayor estriba en ese encuadre que el-ojo-que-sabe-ver elige para compartir con las mayorÃas cada detalle de este mundo de minorÃas, aliviando las preocupaciones del escritor Eusebio Guiteras: “De todo punto imposible creo que pueda la pluma dar idea…â€
La pluma tampoco logra dar idea exacta de las complejidades de esta especialidad que, de entrada, supone una contradicción: La fotografÃa es luz, y las cuevas se distinguen por la ausencia de ella. Quien practica este arte debe ser, ante todo, un buen luminotécnico, y en su saca se combinan ingenio y tecnologÃa con el valor y el equipamiento precisos para abrirse paso en condiciones extremas, de modo que en él se reafirma por partida doble esa sentencia que reclaman para sà espeleólogos y
fotógrafos: “Para ser lo que soy no es preciso estar loco… ¡pero ayuda!â€
El autor de la mayorÃa de las imágenes que aquà se exhiben es uno de esos raros ejemplares: Antonio Danieli, quien, ya veterano en sus grutas italianas, se deslumbró en el 2003 con el subsuelo
cubano, que ha retratado vorazmente con su tÃpico ángulo ancho, con su magistral manejo de las luces y el bien estudiado empleo de la figura humana como elemento comparativo o dramático/poético/humorÃstico, según mande el paisaje. AsÃ, con su invisible guÃa, viajamos en imágenes de alta resolución por el imponente túnel de calizas negras del Segundo Cauce de la Gran Caverna de Santo Tomás (Pinar del RÃo); las aguas tormentosas del rÃo Boquerones (Sancti SpÃritus-Ciego de Ãvila); el cenote de Los Paticos, representante del fabuloso sistema espeleolacustre de Matanzas; MartÃn Infierno, en el Escambray cienfueguero, donde reina la mayor estalagmita del mundo con casi 66 metros…
Pero, sin dudas, las palmas se las lleva El Jarrito, en Bellamar, todo un jardÃn de cristales por sus estalactitas, excéntricas, esponjas, lámparas, represas, lagos…
Cabe a Danieli y su equipo, siempre junto al grupo matancero Félix RodrÃguez de la Fuente, haber introducido a una nueva dimensión nuestra espeleofoto. Estas imágenes de ilusión se emplean como recurso ambientalista por un proyecto cubanoitaliano para el estudio, divulgación y salvaguarda de nuestros suelos cársicos, el cual responde, claro, al nombre de Bellamar.
Es que, bajo la firme luz del led y el halógeno, la belleza natural de la reina de nuestras cuevas crece hasta tocarse con lo sobrenatural, y aunque el explorador en aprietos la haya maldecido alguna vez, ha debido bendecirla al otro paso. Ellos, los que la aman y protegen, volverán a su seno para traernos en
fotos esos milagros de los que Da Vinci hablaba, hechos de luz y tiniebla, de temor y deseo, de agua y de piedra.
Amarilys Robot